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Ante la crisis hídrica que afecta diversas zonas de Colombia, un proyecto —alianza—de la Universidad del Norte y la Universidad Nacional de Colombia plantea una mirada que desde la sostenibilidad podría transformar la manera en que se obtienen agua potable y energía. Su alcance no es solo local, sino pone al país en el centro de la investigación sobre tecnologías de desalinización y energía renovable.

 

 

El proyecto titulado “Desalinización de agua de mar acoplada a energía de gradiente salino, como una estrategia para aumentar la eficiencia energética y la disponibilidad de agua potable en zonas de alto estrés hídrico en el Caribe colombiano”, se desarrolló en tres grandes pilares: la construcción de una planta piloto de 150 vatios para usar la energía de gradiente salino y producir electricidad, la integración de la desalinización con el sistema de generación de energía de gradiente salino para reducir los costos operativos y aumentar la eficiencia, y un análisis de los impactos ambientales del sistema para asegurar su sostenibilidad y bajo impacto ecológico.

 

Fue desarrollado en el marco de la Convocatoria 852 de MinCiencias, para investigación de soluciones económicas y respetuosas con el medio ambiente, y quiere aliviar el estrés hídrico de diferentes zonas de Colombia.  "En lugares como Barranquilla, La Guajira y San Andrés, a pesar de estar cerca del río o del mar, el acceso al agua potable es limitado debido a la alta carga de contaminantes, incluidos metales pesados, que requiere costosos procesos de tratamiento. La clave aquí es usar tecnologías renovables que reduzcan los costos y el impacto ambiental", explicó el profesor Andrés Fernando Osorio Arias, quien lidero el estudio desde la Facultad de Minas.

 

Desde lo técnico se avanzó en una tecnología de electrodiálisis inversa, con la creación de un prototipo modular y sus respectivos estudios de factibilidad para su aplicación en diversas zonas geográficas del país. Estos estudios incluyeron, análisis de viabilidad financiera, dinámica de sistemas e impacto social, consolidando a Colombia como pionera en Latinoamérica en la investigación de Energía de gradiente salino.

 

La construcción de una planta piloto de 150 vatios, que utiliza gradientes salinos a través de electrodiálisis inversa para generar electricidad, marca un paso fundamental en la generación de energía sostenible para el Caribe colombiano. Este prototipo sirve para evaluar el rendimiento de la tecnología en condiciones naturales, ofreciendo una plataforma clave para su posible implementación en zonas costeras no interconectadas, particularmente en la desembocadura del río Magdalena. Al aprovechar los recursos locales, esta iniciativa podría transformar el acceso a energía limpia en regiones que carecen de infraestructura eléctrica adecuada.

 

La energía de gradiente salino es una tecnología emergente que aprovecha las diferencias de salinidad entre el agua dulce y el agua salada para generar energía. Este principio natural puede convertirse en una fuente eficiente de energía, al generar una corriente eléctrica a partir de las cargas iónicas presentes en las dos aguas: la de mar y la del rio Magdalena. Como opción, puede ser mucho más económica en comparación con las tecnologías convencionales de desalinización. “Lo revolucionario en esta experiencia es que no usamos energía externa. Aprovechamos la energía que ya está presente en el sistema para separar las sales y otros contaminantes del agua, lo que hace más eficiente el proceso”, afirmó Osorio Arias.

 

El río Magdalena, con su alto potencial de energía de gradiente salino, se ha convertido en un foco para el desarrollo de soluciones innovadoras. Esta tecnología no solo tiene implicaciones para Colombia, sino que podría convertirse en un referente global. Es el quinto lugar a nivel mundial con mayor potencial de energía de gradiente salino. Esto pone a Colombia en una posición privilegiada para desarrollar tecnologías que puedan servir como modelo para otros países que enfrentan problemas similares.

 

La capacidad de aprovechar los recursos naturales de la región para generar soluciones a problemas como la escasez de agua y la dependencia de fuentes de energía no renovables pone al país en una posición privilegiada: “Que Colombia lidere este tipo de investigaciones, abre la puerta a la creación de una industria tecnológica exportable no solo para el Caribe colombiano, sino también para otras regiones del mundo con condiciones similares de estrés hídrico y necesidades energéticas”, destacó Osorio Arias.

 

Este tipo de proyectos demuestra el potencial de la ciencia aplicada para resolver los desafíos más urgentes de la humanidad.  No solo puede cambiar el paradigma de la obtención de agua potable en regiones de alto estrés hídrico, sino que posiciona a Colombia como referente en el desarrollo de soluciones energéticas limpias.

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