Demetrio Ovalle Carranza, profesor adscrito al Departamento de Ciencias de la Computación y la Decisión, será un maestro difícil de olvidar, luego de 31 años, finalizó su etapa como docente en la Universidad Nacional de Colombia y disfrutará de su jubilación.
Demetrio es ingeniero de Sistemas y Computación de la Universidad de los Andes, magíster en Informática del Instituto Politécnico de Grenoble y PhD en Informática de la Universidad Joseph Fourier. Ingresó como docente a la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, el 9 de febrero de 1994. Desde muy joven, supo que enseñar era más que una vocación: era un legado familiar. Sus hermanas mayores, dedicadas a la docencia en colegios y universidades, sembraron en él la semilla de una pasión que pronto prosperó. Ya en el colegio, se destacaba no solo por su desempeño académico, especialmente en matemáticas y educación física, sino también por su capacidad para enseñar. Con apenas unos años de diferencia con sus compañeros, organizaba y dictaba clases para nivelar a quienes necesitaban su apoyo, revelando una temprana inclinación por compartir el conocimiento.
Esa misma entrega lo acompañó durante sus estudios de posgrado en Francia, donde no tardó en asumir el rol de formador, dictando cursos de programación e informática a estudiantes de los primeros niveles universitarios. A lo largo de su trayectoria, la docencia y la investigación se han consolidado como sus grandes pasiones, pilares inseparables de una vida dedicada al saber.
Este docente centró su trabajo en el desarrollo de tecnologías inteligentes aplicadas a la educación. Su trayectoria abarca áreas como la inteligencia artificial, el aprendizaje automático —machine learning— y los sistemas multi-agente, con un enfoque particular en la creación de entornos educativos personalizados. Entre sus principales líneas de investigación se destacan los sistemas tutoriales inteligentes, los sistemas ubicuos y sensibles al contexto, la inteligencia ambiental y la analítica de datos —learning analytics—. También ha explorado el impacto de la gamificación y los sistemas lúdico-computacionales como herramientas para mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje.
A lo largo de su carrera, ha combinado la docencia con la gestión académica. Ha sido director del Departamento de Ciencias de la Computación, de varios programas de posgrado y fundador del GIDIA —Grupo de investigación y desarrollo en Inteligencia Artificial—, fue fundador de los programas de pregrado y doctorado en Ingeniería de Sistemas e Informática, y ha participado activamente en comités asesores y editoriales. Cabe señalar, igualmente, que el profesor Ovalle es uno de los fundadores de la Sociedad Colombiana de Computación —SCo2—.
También ha sido merecedor de diversos reconocimientos, entre ellos el premio a la Excelencia "Categoría Oro" otorgado por la Gobernación de Antioquia al Grupo GIDIA de la Facultad de Minas, la Distinción Personal Docente en Investigación de la misma facultad, y el galardón al mejor artículo de investigación en la Conferencia Internacional IBERAMIA, en la que participan países como España, Brasil, México y Argentina, entre otros.
"Me gustaría ser recordado como un docente e investigador comprometido con su labor y con la formación de sus estudiantes; alguien que aportó al fortalecimiento académico e investigativo de la Facultad de Minas", expresó Ovalle Carranza, quien además, fue unos de los impulsores del área de investigación en Inteligencia Artificial en la facultad, liderando la creación del Grupo de Investigación y Desarrollo en Inteligencia Artificial —GIDIA—, reconocido con la categoría A1 por Colciencias. Esta línea de investigación, cada vez más relevante, ha generado aportes significativos en sectores como la salud, la industria automotriz, el comercio, la banca y el servicio al cliente.
Julián Moreno Cadavid, docente del departamento de Ciencias de la Computación y de la Decisión, expresó que conoció al profesor Demetrio hace aproximadamente 25 años. Fue su docente en el pregrado, luego su director en la maestría y el doctorado, y finalmente, su colega en el departamento. En todo ese tiempo, no recuerda una sola ocasión en la que lo haya visto tratar mal a alguien; por el contrario, siempre fue un ejemplo de decoro, tanto dentro como fuera de la Universidad. Bastaba asistir con él a un evento académico para notar el respeto con el que trataba a los demás y era correspondido en el medio.
Como legado, el profesor Ovalle deja la formación de numerosos doctores. De hecho, varios de quienes hoy ejercemos la docencia en distintas Facultades de la Universidad —incluida, por supuesto, la Facultad de Minas— fuimos dirigidos por él. También deja como herencia el grupo GIDIA, al que dirigió durante muchos años y que se consolidó como uno de los grupos de investigación más relevantes del país en los campos de la Inteligencia Artificial, la Computación y el Software en general.
"Es un entusiasta y el pionero del desarrollo del área de inteligencia artificial en la Facultad, sembrando una semilla que hoy recoge sus frutos con la consolidación en la formación de talento humano de alta calidad a través de los programas académicos y de investigación con que se cuenta", opinó John Willian Branch Bedoya, profesor del Departamento de Ciencias de la Computación y de la Decisión y quien ahora es el sucesor en la dirección del Grupo GIDIA. Asimismo, Óscar Mauricio Salazar Ospina, profesor ocasional de la UNAL, egresado de la Facultad y director de operaciones Activeone S.A.S., aseguró que es reconocido por su excelencia profesional, su responsabilidad y su compromiso con los estudiantes: "siempre mostró disposición para resolver dudas y fomentar el pensamiento crítico, dejando una huella significativa en la formación académica de quienes lo rodearon. En el ámbito personal, el profesor Ovalle se caracteriza por su integridad, transparencia y dedicación a su entorno. Siempre buscó el bienestar de los demás y cultivó relaciones cercanas y respetuosas, especialmente con su familia".
Sobre su legado en la Facultad, Salazar Ospina observó: "deja un ejemplo inspirador de entrega, responsabilidad y amor incondicional por la institución. Su impacto perdura no solo en el plano académico, sino también en lo personal, a través de sus estudiantes y colegas. A título personal, puedo decir que el profesor fue una figura fundamental en mi formación profesional. Me acompañó durante todo mi proceso como estudiante, siempre dispuesto a orientar y compartir su conocimiento. Más allá del rol de profesor, me llevo el recuerdo de un gran amigo con quien compartí valiosas experiencias y de quien sigo aprendiendo cada día".
Ahora Demetrio Ovalle emprende una nueva etapa en su vida, lejos de las aulas, que no del aprendizaje. Ahora recorre los caminos de Antioquia junto a un grupo de caminantes, disfrutando del tiempo que le brinda la jubilación con el mismo entusiasmo con el que abordó su carrera académica; e inició un viaje en la exploración de nuevos saberes: la lectura, la gastronomía, el cine, el yoga y el mindfulness hacen parte de su rutina. También quiere conocer distintos ritmos y estilos de baile, como rumba aeróbica y pilates, como ejercicio de apertura y disfrute. Su retiro, más que un cierre, es una continuidad vital del conocimiento y el bienestar.