Con la designación de la biblioteca de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional Sede Medellín como “Biblioteca Hernán Garcés González”, la institución le rindió homenaje a este egresado de Ingeniería Civil y de Minas (1936) que se destacó como un brillante profesor e investigador por sus estudios sobre Geología, Paleontología e Industria del Petróleo.
Un filósofo que come fríjoles, así define el egresado y colega Gonzalo Pérez Ángel a su amigo Hernán Garcés, refiriéndose a que era una persona con una sabiduría muy amplia pero a la vez muy sencillo. Entre las múltiples anécdotas y enseñanzas que guarda, Gonzalo Pérez recuerda que el doctor Garcés sufría de daltonismo e hipoglicemia pero pocas personas lo sabían, rara vez hablaba del tema y en una ocasión le dirigió unas palabras al respecto:
“Gonzalo, le voy a dar un consejo: en la vida sus limitaciones físicas no tiene por qué estárselas contando a nadie, usted no tiene que estar desmeritándose con las demás personas. Si usted es capaz de vivir con ellas, los demás lo están tolerando y usted no tiene por qué estar contando. Al mismo tiempo sus capacidades físicas superiores tampoco se las tiene que estar contando a todo el mundo; las de tipo intelectual esté tranquilo, que esas se las notan las personas que están hablando con usted”.
Esa sencillez y amabilidad que irradiaba las conjugó con una gran pasión por el conocimiento que lo llevó a ser el primer doctor en Geología de Colombia, título otorgado por la Universidad de Chicago en 1945.
De igual forma, junto con los profesores Gerardo Botero Arango y Alejandro Delgado Trillos contribuyó con la creación de importantes empresas en el país como Ecopetrol, Ingeominas y Carbocol. También fueron fundadores del pregrado en Ingeniería de Geología y Petróleos de la Facultad de Minas en 1942.
Hernán Garcés fue director de Ingeominas entre 1973 y 1974, y el primer gerente de Carbocol entre 1973 y 1978.
Para una de sus hijas, Helena Garcés de Pérez, el homenaje que le rindió la Facultad al designar la biblioteca con su nombre es un reconocimiento a toda una vida de Trabajo y Rectitud, y recuerda que su padre “era muy buen profesor, todos los estudiantes siempre lo querían mucho; era una persona con valores muy definidos que nos inculcó a todos los hijos”.
El doctor Garcés falleció en el año 2006, pero sus significativas contribuciones al desarrollo de las ciencias de la tierra y de la ingeniería en el país perduran en nuestros días.